- Lento deterioro de la confianza en sí mismo y en sus capacidades profesionales por parte de la víctima.
- Proceso de desvalorización personal.
- Creencia de haber cometido verdaderamente errores, fallos o incumplimientos.
- Insomnio, ansiedad, estrés, irritabilidad, hipervigilancia, fatiga, cambios de personalidad, problemas de relación con la pareja, depresión.
- Inseguridad, torpeza, indecisión, conflictos con otras personas e incluso familiares.
- Bajo rendimiento que el acosador suele aprovechar contra el trabajador.
- Estigmatización social en los sectores de actividad laboral.
En muchos casos, el mobbing persiste incluso después de la salida de la víctima de la empresa, con informes negativos o calumniosos a futuros empleadores, eliminando así la empleabilidad externa de la víctima. Se trata de una especie de "re-mobbing".
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